Wiki
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Fecha de lanzamiento
24 mayo 1983
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Duración
9 temas
Banda: Dio
Titulo: "Holy diver"
Fecha publicación: 23 de Mayo de 1983
Estilo: Heavy Metal
Con algunas ideas claras en torno a la dirección que debía tener su disco debut, Ronnie se aboca a la búsqueda de un guitarrista con un sonido más moderno y metalero. Tras varias audiciones a guitarristas americanos que no lograron convencerlo, viajó a Londres, donde pidió recomendaciones a su viejo camarada de Rainbow, el bajista Jimmy Bain. Jimmy lo invitó a algunos conciertos del circuito londinense, donde descubrieron a dos jóvenes promesas de las seis cuerdas: John Sykes y Vivian Campbell.
Ronnie optó por contratar al segundo, un talentoso veinteañero norirlandés. Junto al mismo Bain, que fue invitado a unirse al proyecto, quedó configurada la formación clásica de la banda.
En mayo de 1983 DIO editó su primer disco, Holy Diver, en el cual Ronnie cantaba y tocaba el teclado. Para evitar tener al vocalista tras el teclado en los conciertos, la banda reclutó a Claude Schnell, ex Hughes-Thrall.
Holy Diver se convirtió rápidamente en un disco de culto en el cada vez más rentable mercado del heavy metal ochentero, aportando un sonido pesado pero armónico, solos intensos y la voz inconfundible de Ronnie James Dio, quien por ese tiempo se ganó el bien merecido apodo de "The Voice of Metal". Por esa época, Ronnie popularizó el famoso "Malocchio" (símbolo en el que se levantan solamente los dedos índice y meñique) que el público metalero suele utilizar en los conciertos de hard rock. Ronnie reclamó la autoría del signo, pues dijo haberlo patentado en su paso por Rainbow en los 70s. Al respecto, aseguró que los "cuernos" resumen el concepto "Long Live Rock and Roll".
Lista de canciones:
1. Stand up and shout
2. Holy diver
3. Gypsy
4. Caught in the middle
5. Don't talk to strangers
6. Straight through the heart
7. Invisible
8. Rainbow in the dark
9. Shame on the night
Critica del disco:
Fíjate si sentó cátedra en el metal este señor, que él mismo se inventó los "cuennos". O los popularizó, o lo que rábanos hiciera. Y de alguna manera inventó también un palo: el de cantar por heavy, aunque nadie haya podido después imitar su estilo tan particular. Que Dio es un peso pesado en el estilo, que fue dejando con sucesivas bandas un reguero de obras maestras (por si se perdía, como Pulgarcito) es algo innegable, comprobable ante notario.
Con todo y con eso, no es lo mismo juntar a esta bestia parda con Tony Iommi o con Ritchie Blackmore (y las ilustres circunstancias de ambos, Sabbath y Rainbow), y maravillarse viendo cómo interactúan, que juntar una banda sólida en torno al propio Dio, por muy bien que toquen los andobas. Dio merecía su propia carrera, es evidente, y ahí está dando guerra después de tantos años, pero no puedo evitar pensar que, al "independizarse", algo se perdió por el camino.
De todas maneras el debut no pudo ser más espectacular, aunque bebiera un poco precisamente del saborcillo de Heaven and hell (disco, o al menos canción, que el propio Dio no tenía empacho en reconocer, con un cierto punto místico, que era lo que más le gustaba de cuanto había hecho, aun cuando su carrera propia estaba ya en curso). El disco arranca con un riff incendiario, definitivamente metalero, (caretas fuera), acompañado de una melodía y una letra que demuestran hasta qué punto el dueño de esa voz tan rutilante tenía gran parte del mérito de sus trabajos pasados. En Stand up and shout el único, el inconfundible Dio nos incita a levantarnos y gritar, pero no como lo haría el autor de un himno de quinta, no basándose en el simple convencimiento de que si juntas mucha gente y pones mucho volumen se van a levantar todos y te van a aclamar, sino sacando realmente la bestia que hay en nuestros corazones. Este mensaje, que en manos de por ejemplo Phil Anselmo podría incitar a romper objetos, transmitido por Dio sólo puede producir sentimientos positivos, energéticos, de los que hinchan el pecho.
Acabado este primer trallazo, el disco se detiene incomprensiblemente con una intro que, aunque breve, de puro sosa se hace eterna. Por fin entra el riff de Holy diver, pedazo de tema más o menos en la onda de Heaven and hell, donde se empieza a observar la curiosa manía, por entonces ya severa, que había ido adquiriendo este señor de decir "look out!" cada poco rato, y que le llegó a valer una parodia de Billy Milano en S.O.D.
A partir de aquí se siguen sucediendo las melodías brillantes (Caught in the middle, Don’t talk to strangers…), que esparcen por el aire, a voz en grito, poéticos mensajes de superación, de valor, de fuerza y de contraposición entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, en los que gana el polo bueno por goleada. Pero siempre con esfuerzo, con lucha: la luz aquí descrita es aquélla que se alcanza a base de cicatrices.
Merecen especial mención las dos últimas canciones: primero Rainbow in the dark, con sus teclados postizos que afean un poco una letra maravillosa en la que se describe el alma humana como un arco iris en medio de la oscuridad, que no deja de brillar por más que se vea rodeado de fantasmas, tormentas y tinieblas asfixiantes. Si es que Dio no sabe ser pesimista ni cuando lo intenta.
Y por último Shame on the night, apabullante temazo firmado por los cuatro miembros de la banda en pleno, que con su coda amenazante consigue revivir la magia de algunos clímax de Heaven and hell, aunque igual les faltó un poquillo de confianza para llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Ya digo, estos cuatro peazo músicos nos dejaron con Holy diver un clásico como la copa de un pino, pero con Tony Iommi vivíamos mejor. Y sí, ya sé que he escrito Heaven and hell tres veces, y con ésta cuatro. No puedo evitar comparar una cosa con la otra.
Formación:
-Dio: voces, teclados
-Vinny Appice: bateria
-Jimmy Bain: bajo, teclados
-Vivian Campbell: guitarras
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