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Duración
4:47
“Nunca Nadie Pudo Volar” es una canción sobre la angustia vital, sobre la tozudez humana desafiando las leyes de la ciencia, e incluso sobre nuestra propia estupidez. Para ello la historia de Franz Reichelt, un sastre franco-austriaco que en su obsesión por superar las leyes de la gravedad, se lanzó desde la torre Eiffel armado con un traje volador imposible que diseñó él mismo inspirándose en los dibujos de Leonardo Da Vinci, para acabar cayendo al vacío y muriendo al instante, en un momento tristemente célebre que fue filmado el 4 de febrero de 1912.
Pero este enfoque crudo y descorazonador choca con el espíritu ensoñador de la música, entre el italo disco y el dream, entre Moroder y Rozalla, entre el estilo y el hit, entre el cuatro por cuatro inmisericorde y la melodía inolvidable. Sí, Guille pone de nuevo la trituradora estilística en marcha y juega de nuevo al efecto huidizo, a una música que emociona y te eleva, mientras la letra te acerca a los infiernos o te libera. Matices, lecturas, todo un universo en el que adentrarse en una canción que es como un clásico del sonido de La Casa Azul pero que está repleto de pequeños arreglos, detalles, pinceladas y paradas que lo llevan al sonido del futuro.
El videoclip ha sido dirigido por Daniel Cuenca que lo convierte en un himno de libertad, anti bullying que entremezcla con un toque de ciencia ficción.
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