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Probablemente, algunos de ustedes ya sabrán que Ediciones el Fuego de la Memoria es nuestro sello discográfico. Fue creado con la idea de editar los diversos títulos del catálogo de LB y anexas que se encuentren agotados, o hacer versiones diferentes de los mismos, en otros formatos. Así por ejemplo, tengo el gusto de reportar, estamos ya en el proceso de maquila del vinil de Tempestad, el cual nuevamente será un álbum doble. El disco se ha remasterizado y el arte se trabajó de nuevo a partir de los magníficos grabados originales de Joél Rendón. Tenemos planes para reeditar más adelante otros títulos agotados, como Yendo al Cine Solo, o el inconseguible Sangre Asteka.
Caso aparte es el disco de Promesaluz, pues éste en realidad nunca existió como tal. En el 2013 mi amigo Yamil Rezc y yo trabajamos juntos en el soundtrack de la película Potosí. Al terminar, decidimos invertir parte de nuestras ganancias en un par de sintetizadores. Y, aprovechando el vuelo creativo que traíamos, nos pusimos a hacer canciones con miras a producir un EP. Trabajamos rápida y concentradamente y en cuestión de semanas teníamos ya cinco canciones terminadas. Recuerdo que, por ejemplo, Mil Veces, la hicimos en un día, bajo la consigna de que había que hacer una canción nueva antes de las vacaciones de fin de año.
Al año siguiente nos fuimos a grabarlas a San José del Cabo, y más adelante completamos la producción con un par de temas más. También decidimos ponerle nombre a toda la colección, en base a una de las canciones que yo había llamado precisamente Promesa-luz. Involucramos también a nuestro buen amigo y excelente músico Renato Del Real, quien grabó algunos de los bajos. Trabajábamos en esto con mucho entusiasmo, Yamil y yo nos sentíamos en la cresta de una gran ola. Tan así que incluso hicimos un par de videos “conceptuales” para dos de las canciones. En el de Promesaluz, no me podrán negar quienes lo hayan visto, hay una gran actuación de mi ojo izquierdo. Lástima que no den Arieles a los ojos…
Cuando ya estábamos en esas, nos atoramos en la cuestión de cómo presentar el trabajo. En un momento incluso barajamos la idea de que saliese como un disco solista mío, lo cual tal vez hubiese sido más práctico desde el punto de vista de “mercado”. Pero no somos ningunos expertos en “el mercado”, y teníamos la romántica idea de hacer un grupo virtual. Así que decidimos sacarlo como Promesaluz, un grupo del que nadie había oído hablar nunca y qué, además, tampoco tenía planes de presentarse en vivo. A veces, naturalmente, nos dividíamos las tareas: las melodías de voz y las letras más para mi; las baterías y la producción más para Yamil. Pero siempre con el mismo nivel de participación y compromiso. Las canciones tienen estructuras formales, pero en los arreglos metimos los sintes y cuanto se nos ocurrió. Queríamos llegar a un punto en el que hubiera electrónica y guitarras; instrumentos acústicos y eléctricos.
Luego discrepamos en cuanto al formato en que debería de salir. Yamil, siempre a la vanguardia, se inclinaba por la pura existencia virtual. Yo, que soy old-timer, quería algo físico, por lo menos un humilde CD. Ambos hubiésemos preferido un vinil, pero eso estaba fuera de nuestras posibilidades.
En eso íbamos cuando acontecimientos inesperados me alejaron del proyecto. Algunos traumáticos, como la dolorosa partida de mi madre, la querida Ángeles, en julio del 2014; U otros que demandaban mi atención total, como la salida de Fong/entrada de Ernick a La Barranca.
El caso es que, ya con una bella imagen de portada que nos regaló el dibujante/diseñador Kraken, el disco apareció finalmente por los canales virtuales. Sin demasiado ruido ni campaña alguna. Yo me quedé con la sensación de que nos faltó al menos una fiesta para celebrarlo.
Pero incluso esos canales no resultaron ser los indicados. Licenciamos el disco a la editora Casete, quienes después de un tiempo, y por las razones que fueran y cuyo detalle aún desconozco, lo retiraron de los portales de streaming. Es decir, nuestro disco virtual ya ni virtual era…
Así que a principios de este año hablamos Yamil y yo y decidimos que el disco bien merecía una segunda oportunidad. Esta vez me tocaría intentarlo por el viejo camino de los formatos físicos, aun cuando ambos sabemos que están en vías de extinción. La idea, sin embargo, no es hacer un gran lanzamiento a toro pasado, sino rescatar y dejar constancia de un proceso de trabajo de cuyos resultados, a fin de cuentas, ambos estamos orgullosos.
Así que aquí está finalmente Promesaluz en CD, editado por Ediciones El Fuego de la Memoria. Giovanni Bermúdez realizó en un tiempo récord un divertido video de animación para la canción Serpiente, que se suma a los que habíamos hecho antes para Mil Veces y Promesaluz. Completamos el CD con un bonus track: la canción/tema de la película Potosí. En ella probablemente se encuentra la semilla que dio frutos en todo lo demás.
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